Óscar Pujol nos transmite la triste noticia de que ayer por la noche falleció nuestro querido maestro Vagish Shastri después de pasar unos días en el hospital. En paz y en la iluminación descanse.

He escrito algunas veces sobre este gran maestro y sabio en algunos de mis artículos. Recientemente recordaba una anécdota simpática en torno a mi encuentro con él.

Un día iba yo por las calles de Benarés y extrañamente los viandantes locales y extranjeros con los que me cruzaba me sonreían y saludaban amables. Algunos me paraban para hablar conmigo y hacerme preguntas. Yo no entendía que estaba pasando en aquella mañana, en qué radicaba el aparente magnetismo que yo irradiaba aquel día. Hasta que tranquilo en la mesa de un restaurante junto a las escalinatas hacia el sagrado Ganges reparé en que yo llevaba una guirnalda de caléndulas al cuello y en la frente toqué la pintura ya seca de la marca de Shiva en la frente. Todo aquello pertenecía al ritual que aquella madrugada habíamos hecho Vagish Shastri y yo de discipulado y transmisión de conocimientos.

Por una parte, siento como si un fragmento de la gran cultura del yoga, del sánscrito y de la India en general muriera con él. Por otra parte, sé que su espíritu perdura en el aquí y el ahora cósmico y eterno, y también, en otro plano más mundano, en sus múltiples libros, ediciones y traducciones.

Hari om, maestro.

https://en.wikipedia.org/wiki/Vagish_Shastri